Los Verdes tienen un plan: hacia el ecologismo totalitario

 Esto es una copia del trabajo publicado por Luis I. Gómez en desdeelexilio.com. Únicamente se han traducido del inglés los párrafos en negrita.

El movimiento ecologista puede presumir de ser protagonista de la historia de éxito más espectacular jamás escrita. Absolutamente inexistente hace 50 años, su ideología domina hoy la vida política y cultural, cuenta con innumerables organizaciones de apoyo y apostolado, determina contenidos y normas en escuelas y leyes. ¿Como ha sido posible llegar hasta aquí?
 Demos un breve repaso al contexto político/ideológico en el que nace el movimiento “verde“. Para los estrategas de la, política se daban entonces tres circunstancias claves:
 El comunismo ya se adivinaba como el perdedor en la batalla económica. Además, la construcción del muro de Berlín, en un intento por evitar la sangría de descontentos, no fue otra cosa que el reconocimiento tácito de la derrota a nivel ideológico.
 Las religiones en general, pero las cristianes en particular, vieron acelerado el proceso de pérdida de influencia en la vida social. Su papel como fuente de orientación moral y ética pasaba a segundo plano.
 Tras la segunda guerra mundial, comenzó un proceso de recuperación económica que llevó a la mayoría de los habitantes de los países industrializados a disfrutar de un alto grado de bienestar. Los políticos empezaron a constatar que los ciudadanos, cuanto más ricos, más reacios a dejarse conducir por consignas políticas.
 Con la cuasi-desaparición de la clase proletaria los llamamientos a la envidia social cayeron en el vacío. Con la movilidad y la riqueza también comenzaron a difuminarse los sentimientos nacionalistas.
 Nacía una especie de vacío ideológico que era observado por buena parte del Establishment como una amenaza para sus privilegios. A ellos se unirían los burócratas estatales, siempre ávidos de aumentar sus cuotas de poder. Era necesaria una nueva ideología: nace el ecologismo.
 La tarea se encargó al Club de Roma, fundado en 1968 por David Rockefeller, quien en sus memorias escribía: "Algunos incluso creen que [la familia Rockefeller] es parte de un grupo secreto que trabaja contra los principales intereses de los Estados Unidos, y nos califican, a mi familia ya mí, de "internacionalistas" y de conspirar con otros  para construir un mundo donde la política global y la estructura económica estén más integradas; es decir, otro mundo. Si esos son los cargos, me declaro culpable, y estoy orgulloso de ello".
 El Club de Roma pronto se caracterizó por sus ideas innovadoras y sus propuestas sobre cómo ocupar el vacío ideológico existente. En el estudio del Club The First Global Revolution. A Report by the Council of the Club of Rome queda claro que para alcanzar un nivel óptimo de integración política internacional es necesario un enemigo común: “Necesitamos identificar nuevos enemigos”[...] “ya sean reales o inventados para lograr los objetivos” (página 70). Y es aquí donde se introduce la nueva idea (que no traduzco, porque creo fundamental traer el texto original): "En la búsqueda de un nuevos enemigos que nos unan, se nos ocurrió la idea de que la contaminación, la amenaza del calentamiento global, escasez de agua, el hambre y similares nos serían útiles. ... Todos estos peligros son causados por la intervención humana, y sólo a través de un cambio de actitud y comportamiento  se pueden superar . El enemigo real es pues, es la propia humanidad". (Página 115)
 En Mankind at the Turning Point, el segundo informe solicitado por el Club de Roma en 1974, leemos lo siguiente: "En la naturaleza, el crecimiento orgánico se produce de acuerdo con un Plan Maestro, un proyecto. El proceso de crecimiento y desarrollo del sistema mundial carece de este “plan maestro“. Es el momento de elaborar un plan maestro para el crecimiento sostenible y el desarrollo mundial basado en la asignación global de todos los recursos y un nuevo sistema económico mundial“.
 Es el encargo, por escrito, a un gobierno ecototalitario mundial para dictar el  reparto de todos los recursos. EL sistema económico mundial resultante de tal mandato no tiene sitio para la libertad individual. De hecho, los autores del Club de Roma no están dispuestos a consentir que la voluntad de los individuos (ignorantes la mayoría) se interponga en su camino. En The First Global Revolution leemos: "Por sacrílego que parezca, el sistema democrático no es el más adecuado para las tareas que tenemos por delante. La complejidad y la naturaleza técnica de muchos de los problemas actuales no siempre permiten a los representantes elegidos tomar decisiones competentes en el momento adecuado".
 Tampoco es un problema cuantitativo. No les basta con reducir los ámbitos de decisión a unos pocos “sabios“ nombrados a dedo, las masas son apenas eso: números. La misantropía no es una cualidad de la que avergonzarse: "La tierra tiene un cáncer y el cáncer es el hombre" (Mankind at the Turning Point). Por lo que, en última consecuencia, lo lógico es: “resulta que la población sostenible ideal es, por lo tanto, más de 500 millones, pero menos de mil millones" (Goals for Mankind. A report by the Club of Rome on the new horizons of global community). 4, 1976). En otras palabras, cinco de cada seis humanos DEBEN ser erradicados del planeta.
 Para los miembros del Club de Roma está claro que estos objetivos sólo son alcanzables si sus correligionarios están dotados de una fe inquebrantable: "La mayor esperanza para la Tierra se encuentra en que religiosos y científicos se unan para despertar al mundo de su situación casi fatal y que la humanidad que surja del laberinto desconcertante de la crisis internacional lo haga con la esperanza de un futuro humanista  ..." (Goals for Mankind).
 Como todo movimiento totalitario, en el ecologismo se trata también de crear un “hombre Nuevo”. Un de los capítulos de Mankind at the Turning Point lleva el título “The Transition – A New Mankind”. En el podemos leer:
 "Parece que los valores básicos, que hoy están arraigadas en las sociedades humanas de todas las ideologías y creencias religiosas son, en última instancia, responsables de muchos de nuestros problemas. Pero si se quieren evitar las crisis futuras, ¿cómo deben reajustarse estos valores? " (Página 11)
 "... harán falta cambios drásticos en todos los estratos de la ley - es decir, en el sistema de valores y los objetivos del hombre..." (Página 54)
 "Los cambios en las actitudes sociales e individuales que estamos recomendando requieren un nuevo tipo de educación ..." (Página 148)
 "Desarrollo practico de un marco internacional en el que la cooperación indispensable para el surgimiento de una nueva humanidad, en la senda del crecimiento orgánico, se convierta en una cuestión de necesidad y no de buena voluntad y preferencia ..." (Página 145)
 Ustedes pueden llamarme conspiracionista si lo desean. Yo solo les traigo un breve retrato de lo que está ocurriendo hoy ya. Se preguntarán cómo es posible que una ideología como la descrita haya alcanzado las cuotas de aceptación que hoy disfruta. Y si escarban un poco más se preguntarán, como yo, a que se debe que los medios masivos de comunicación se hayan abandonado TODOS al papel de evangelistas sin ningún tipo de escrúpulos.

 Yo tampoco lo entiendo.